La ansiedad es una respuesta fisiológica del cuerpo, un mecanismo defensivo ante situaciones que consideramos amenazantes o de estrés, como puede ser una posible pérdida de empleo, problemas de pareja, económicos, o ante situaciones en las que queremos sobresalir, como una presentación en público, entre otras.
Es como una alarma que se activa en nuestro cuerpo y que, dependiendo de la persona, genera diferentes tipos de reacciones en él.
Todos experimentamos ansiedad en algún momento, unos en mayor grado que otros y, en cierta medida, esta es en ocasiones necesaria para lograr movilizarnos, para accionar, para sobresalir, para estar dispuestos a intervenir cuando lo requerimos.
Cuando transformamos esa energía en movimiento es algo positivo. El problema está cuando dejamos que la ansiedad tome control de nuestro cuerpo y mente, paralizándonos en vez de accionar. Cuando dejamos que esa ansiedad crezca o se mantenga en nuestro día a día afectando incluso nuestra salud, como por ejemplo alteraciones del sueño.
También podemos generar malos hábitos o tics en nuestro cuerpo cuando no manejamos la ansiedad adecuadamente, como fumar, comer cuando realmente no se tiene hambre, troncharse los dedos, comerse las uñas, mover la pierna rápida y continuamente, chequear el celular constantemente, tocarse el pelo por nerviosismo, etc.
Algunos de estos hábitos pueden no ser malos o dañinos en apariencia, pero cuando los reconocemos como un acto de ansiedad, que es el primer paso para controlarlos, podemos darnos cuenta que mentalmente estamos estresados o ansiosos. Muchas veces estos tics en sí mismos nos puede generar inconscientemente mayor ansiedad, como en el caso de quienes mueven la pierna continuamente, pues esto le envía una señal de acción a la mente no permitiendo relajarnos y estar todo el tiempo en ese estado de alerta.
En casos de verdaderos desórdenes de ansiedad, como extrema y permanente preocupación, se debe consultar a un especialista. Sin embargo, cuando es un tema de ansiedad más leve unas simples respiraciones profundas te pueden ayudar. La meditación diaria te ayudará también; no necesariamente en el momento inmediato, pero sí en el mediano y largo plazo, al permitirte estar más consciente de tus patrones de comportamiento, tus pensamientos, tu respiración y ayudarte a relajar.
Ten en cuenta que también muchas veces si estás muy ansioso en el momento, te puede resultar difícil quedarte quieto así sea 5 minutos. En este caso es mejor respirar profundo con algún tipo de movimiento como subir y bajar los brazos, estiramientos, una práctica de yoga saliendo a caminar o realizando algún otro tipo de actividad que te guste y te relaje, una meditación activa.
Por último puedes repetirte afirmaciones que te ayuden a calmar la ansiedad. Muchos casos de ansiedad vienen también del deseo intenso de querer controlarlo todo, y por el contrario la aceptación ante lo que sucede nos ayuda a liberarla. Por tanto, puedes usar la siguiente afirmación cuando lo necesites, o repetirla cuantas veces necesites como mantra o en tu meditación:
Si ya leíste este artículo puedes empezar en el minuto 1:21 para empezar directamente en la meditación
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